CRÓNICAS DE YAUHQUEMEHCAN La tradición de los valses de graduación
- La Voz de Mi Región..

- 8 jul
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David Chamorro Zarco
Cronista Municipal
Estamos a punto de iniciar las festividades correspondientes a los fines de curso escolar en diversas instituciones y es una época muy especial para quienes han logrado culminar con su ciclo de educación. Particularmente los Jardines de Niños, las Primarias y las Secundarias siguen dando a las graduaciones un valor muy especial y de mucho significado para quienes egresan y también para las familias.
Hace ya varias décadas que se han acendrado diversas tradiciones en torno al fin de cursos y a las graduaciones. Por ejemplo, durante estas semanas el comercio de ropa y calzado se ve especialmente favorecido, pues desde meses atrás, los padres de familia han decidido si sus hijos se uniformaran con un traje de gala para la graduación.
En la mayoría de las escuelas, suele hacerse la invitación a alguna persona para que sea el padrino de graduación de los alumnos que egresan de la institución quien queda en la obligación moral de obsequiar algún regalo a los pequeños. Hay que consignar que, en los últimos años, muchas personas interesadas en destacar en la política local son invitadas y aceptan este papel.
No debe olvidarse tampoco que, a pesar del carácter laico de la educación impartida en las escuelas públicas, muchos de los padres de familia opinan que debe llevarse a cabo una misa de acción de gracias, pues los pequeños han alcanzado un escalón más en su formación académica.
En este marco, entendiendo que las graduaciones tienen un valor social importante en las comunidades, de manera acaso inconsciente, los núcleos sociales han ido adoptando algunas ceremonias y símbolos que intentan transmitir algún significado. Tal es el caso de la preparación y ejecución de un vals de parte de las niñas y los niños que egresan del nivel escolar de que se trate.
Los valses con una tendencia musical nacida en la segunda mitad del siglo XIX en Europa y rápidamente adoptada por la clase alta de nuestro país, especialmente durante el porfiriato. En su momento fueron toda una reacción, pues las altas esferas sociales estaban acostumbradas a otro tipo de bailes de salón en donde el contacto físico era mínimo. Sin embargo, la posición básica de ejecución del vals es el contacto directo entre el hombre y la mujer, tomando a la dama por la cintura con una mano y extendiendo la otra, se estrecha la de la pareja. Para la moralidad de la época de la introducción de los valses, fue toda una revolución. Los primeros valses que se escucharon en México en los grandes salones porfiristas fueron los de Strauss, aunque muy pronto los músicos mexicanos aprendieron la forma esencial y produjeron una gran cantidad de obras que son una enorme riqueza estética para nuestro país, entre ellas, los valses de Juventino Rosas, natural de Guanajuato.
Por otra parte, no hay que olvidar que la sociedad mexicana ha ido cambiando costumbres as lo largo de las últimas décadas. Debemos comprender que, hasta hace relativamente poco, más o menos el decenio de 1970, las mujeres iniciaban su vida sexual y reproductiva de manera muy temprana. Muchas jóvenes se casaban apenas cuando tenían entre trece y quince años. La mayoría de ellas, apenas con unos treinta años, ya tenían la condición de abuelas. Quizá hoy nos parezca desproporcionado y demasiado acelerado, pero hay que comprender, que en especial en la primera década del siglo XX y en todos los años anteriores, la tasa de mortalidad infantil era muy grande, no existían oportunidades de estudio ni de incrustación laboral para las mujeres y su destino inevitable era hacerse cargo de una familia.
Con estos hechos, allá por la década de 1940 o 1950, sobre todo en las grandes urbes como la Ciudad de México, comenzaron a hacerse populares las fiestas de XV años y se adoptó la ejecución de un vals, con la llamada presentación de las señoritas en sociedad que era una especie de símbolo para indicar que esa persona estaba lista para integrarse a la vida reproductiva, o sea, para formar su propia familia. Hasta nuestros días, la gran mayoría de los hogares siguen celebrando fiestas de XV años en donde la ejecución del vals sigue formando parte del protocolo festivo, aunque se han integrado una serie de innovaciones y alteraciones a la idea original. De cualquier manera, a todo mundo le queda en claro que la persona en honro de quien se celebra la festividad deja atrás una etapa de su vida, que es la infancia, para entrar de lleno en la adolescencia y en pocos años en la adultez.
La idea de la celebración de valses en las ceremonias de graduación de Jardines de Niños y Primarias es, más o menos, la misma que la de los XV años, es decir, poner en claro que se está dejando atrás una etapa muy importante de la vida de los pequeños para dar paso a otra. Esto tiene especial valor cuando se trata de la educación primaria. No hay que olvidar que, hasta antes de la década de 1980, muchos niños sólo podían aspirar a la formación elemental,
En términos llanos, la ejecución del vals de graduación en las escuelas primarias intenta decir que las niñas y los niños, de manera simbólica, están dejando atrás la infancia. Además, al hacerlo frente a toda la comunidad y a sus familiares, se da a la ceremonia un sentido muy especial que para todas y todos se convierte en un acto inolvidable.
Casi en todos los casos, las familias de los egresados suelen hacerse acompañar de alguna amistad o de un familiar que apadrine a lo individual al niño o a la niña que egresa. Hay un nuevo regalo para quien felizmente egresa de la educación preescolar, primaria o secundaria, y en casa suele ofrecerse una comida en honor de tal acontecimiento.
Los valses de salida de la educación primaria son preparados regularmente los por propios maestros de grupo, aunque en los últimos años incluso se ha llegado a la contratación de personal especializado en tales acontecimientos, como suele hacerse en las fiestas de XV años. En las décadas anteriores era de lo más común escuchar «La Marcha triunfal de Aída» de Giuseppe Verdi y a continuación «El vals de las flores» de Pior Ilich Tchaikovski, aunque desde luego hoy todo se ha vuelto muy ecléctico, de manera que puede ejecutarse cualquier otro tipo de música.
Como se puede apreciar, esta costumbre de los valses de graduación, no sólo se trata de un fenómeno cultural en nuestro Municipio, sino en todo nuestro país, o al menos en la gran mayoría de su territorio. Esto seguro de que las personas que hacen el favor de leer este especio, estarán recordando, cada cual, la ceremonia de graduación que tuvieron en la escuela primaria y la manera muy particular en que vivieron ese vals. Todo mundo conserva en casa fotografías de las graduaciones y, a ultimas años, escenas grabadas en video, como un testimonio de tal acontecimiento, con lo que se fortalece más los elementos documentales que respalda ese momento tan importante en la vida de las personas.
A algunos podrá parecerles algo cursi o fuera de toda proporción el seguir efectuando este tipo de prácticas, pero no hay que olvidar que esencialmente se trata de un producto social, de un constructo que tiene una honda significación para la colectividad y que, por tanto, está presente y posee un alto sentido simbólico.
Muchas felicidades a las niñas y a los niños que en los siguientes días tendrán sus respectivas ceremonias de graduación, especialmente a quienes lo harán desde las escuelas primarias. Sin duda, será para cada cual un día inolvidable.
¡Caminemos Juntos!









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