PERSONAJES DE YAUHQUEMEHCAN Delia López García, «La Japonesita», gran campeona de box y orgullo de Atlihuetzian
- La Voz de Mi Región..
- 21 ago
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David Chamorro Zarco
Cronista Municipal
Muchos hogares de nuestro país, de Tlaxcala y por supuesto de nuestro Municipio conservan la tradición de mirar por la televisión, la función sabatina de box. Hoy en muchas casas ya hay acceso a la señal satelital, lo que mejora sensiblemente la calidad de la experiencia, aunque en décadas anteriores, muchos de nosotros, con todo y lo irregular de la señal, de cualquier manera, disfrutábamos las funciones de este deporte.
Voces como las de Don Pedro «El Mago» Septiem, y años más tarde, la del inolvidable Doctor Alfonso Morales, se hicieron emblemáticas para acompañar la acción de quienes, con toda valentía y pundonor, se enfrentaban sobre la superficie del cuadrilátero de treinta y seis metros cuadrados.
Por diferentes circunstancias, México siempre ha destacado en el boxeo. Con el apoyo de la transmisión de sus peleas a través de la radio y la televisión, se hicieron especialmente famosas figuras como Rubén «El Púas» Olivares, Marco Antonio Barrera, Eric «El Terrible» Morales, Saúl «Canelo» Álvarez, Ricardo «Finito» López, Salvador Sánchez y, desde luego, la gran figura de Julio César Chávez.
No obstante, la larga lista de campeones mexicanos destacados en el boxeo mundial, resulta muy interesante que, a pesar de los avances de la lucha por el reconocimiento de la igualdad y los derechos de las mujeres, este deporte se resistiera durante tanto tiempo a permitir la división femenina en su práctica. En nuestro país hace apenas unos treinta años que se dieron los primeros pasos para permitir que las mujeres subieran al ring a enfrentarse en un combate pugilístico. La razón que se esgrimió durante mucho tiempo fue simplemente la de que se trataba de un deporte hecho solo para hombres.
Sin embargo, ha habido mujeres que no se han conformado con una respuesta tan cerrada y tan dogmática. Tal es el caso de Delia López García, avecindada en Santa María Atlihuetzian desde hace cuarenta años, pues contra viento y marea, venciendo obstáculos y prejuicios, ejerció de manera profesional el boxeo llegando a ser Campeona Nacional, Intercontinental y de Hispanoamérica. Hoy, ya como entrenadora, se dedica a la formación de nuevas generaciones de deportistas y es, sin duda, toda una personalidad de nuestro Municipio de Yauhquemehcan.
A través de la siempre valiosa ayuda de mi entrañable amigo José Guadalupe Mendieta Juncos —«Willy», como le llamamos con cariño—, pude contactar a la Campeona Delia López García. Tuvo la amabilidad de recibirme en el Gimnasio de Box que dirige en la mañana del 18 de agosto de 2025. Es una persona sencilla, muy alegre, de ademán rápido y preciso. Nos sentamos sin mayores ceremonias en unos escalones y con toda confianza comenzó a relatarme su vida.
Delia López García nació el 16 de noviembre de 1976, en la ciudad de Apizaco Tlaxcala. Su mamá es la señora Clementina Cecilia García Montiel, dedicada al hogar, en tanto que su papá fue el señor Ángel López Flores, quien también se dedicó al boxeo amateur, aunque por la entrega y la competencia a que estaba sometido, seguramente podría decirse que lo hacía como todo un profesional. Don Ángel, junto con otros deportistas, buscaban oportunidades para presentar funciones de boxeo, especialmente en el marco de las ferias de los Municipios y las comunidades de los Estados de Puebla y Tlaxcala.
De hecho, uno de los primeros recuerdos que tiene Delia es que en la casa donde vivían en Apizaco —que no era propia, sino que rentaban— había un gran patio donde su papá había improvisado un gimnasio al que llegaban muchas personas a entrenar. Recuerda con claridad que teniendo como seis años de edad ya se ponía los guantes y subía al cuadrilátero a enfrentarse con su primo Pedro, intercambiando sus primeros golpes.
Con el paso del tiempo, Don Ángel López Flores tuvo la oportunidad de adquirir un pequeño terreno en la localidad de Santa María Atlihuetzian y se dedicó a construir su propia casa, para dar alojo a toda su familia —en total tuvo cuatro hijos, de los cuales, Delia fue la mayor—, y hacia 1986 se establecieron definitivamente en la casa que ya era por entero suya.
Aunque Delia seguía viendo a su papá entrenando a otras personas y eventualmente estaba presente en el gimnasio que dirigía, sus intereses parecían enfocarse por otro tumbo. De entrada, terminó la educación primaria en la escuela de Atlihuetzian, y luego en la secundaria acudió a Amaxac de Guerrero, para luego regresar a la ciudad de Apizaco a estudiar la preparatoria y una carrera técnica comercial de secretariado, con la intención de integrarse lo más pronto posible al mundo laboral. Así lo logró, e ingresó a trabajar a una empresa, pero al mismo tiempo se dieron para ella un par de acontecimientos trascendentales en su vida. Por una parte, se convirtió en mamá y, por otro lado, derivado del apoyo que la televisión abierta comenzó a dar para la transmisión de las funciones de box, comenzó a sentir un nuevo llamado por la práctica del deporte, máxime cuando se comenzaron a presentar las primeras peleas entre mujeres.
Aunque no se podría decir que Delia se haya alejado alguna vez de la práctica de boxeo, dado que su papá era entrenador y con cierta frecuencia ella visitaba el gimnasio, lo que sí comparte la campeona es que fue más o menos en 1999 cuando asumió de manera formal el entrenamiento completo, animada también por una amiga suya a quien llamaba la atención el boxeo. Lo interesante es que Delia, para entonces, era trabajadora en una empresa y había sido madre por segunda ocasión, por lo que las complicaciones no fueron menores.
Con la estricta instrucción de su papa, Delia comprendió que, si realmente quería destacar en el deporte, debía entregar su mejor esfuerzo, puesto que a medias tintas nunca llega nada. Esto hacía que poco después de las cinco de la mañana, todos los días se levantara para correr, cuando menos cinco kilómetros —aunque los días sábado, la carrera iba de la propia localidad de Atlihuetzian hasta la ciudad de Apizaco y los domingos, la distancia era todavía mayor, pues había que llegar hasta la Basílica de Ocotlán, en la ciudad de Tlaxcala—, terminados los cuales, regresaba a su casa en Atlihuetzian, donde tomaba a toda prisa el desayuno para dirigirse a su oficina; al salir y tomar algo de alimento, se presentaba en el gimnasio a desarrollar los ejercicios que le correspondían, para regresar a su hogar luego de las nueve de la noche.
Con este ritmo de trabajo, los problemas no se hicieron esperar. A pesar de que Delia siempre ha contado con el apoyo incondicional de su mamá para la atención de sus hijas, ellas le reclamaban de manera natural que les pusiera poca atención; en el centro laboral, conforme iba avanzando en el entrenamiento y fue participando en diversos torneos y presentaciones, tuvo que solicitar en diversas ocasiones permisos para faltar a su centro laboral, hasta que llegó el momento en que tuvieron que presentarle la disyuntiva definitiva: o se dedicaba a su empleo con toda formalidad o mejor se iba a atender las actividades de su deporte. Delia no tuvo que pensar mucho en su decisión y se decantó por atender con toda su energía al boxeo.
Pero también hubo algunos problemas en el gimnasio, sobre todo porque muchos de los alumnos asistentes sentían cierta incomodidad por mirar a un par de mujeres entrenando un deporte que ellos consideraban como de su dominio exclusivo. Desde luego, el hecho de que el entrenador Ángel López fuera el papá de Delia aminoró el resquemor, pero, de cualquier manera, aunque fuera sin palabras, ellas sentían que se les reprochaba por estar invadiendo una esfera que tradicionalmente había sido un terreno exclusivo de los hombres.
Durante algún tiempo, Delía y su amiga entrenaron haciendo los ejercicios de combate una contra otra, pero al poco tiempo, ella tuvo que comenzar a enfrentar a hombres que estaban aproximadamente en su peso y en su talla, e incluso para entrenar estrategias de defensa, debía hacerlo frente a un varón de mayor peso.
Siguiendo las recomendaciones de su papá y entrenador, Delia se dedicó no solamente a correr y acudir todos los días sin falta al gimnasio a completar sus rutinas y ejercicios, sino que cuidó lo mejor posible su alimentación. Sabía que tenía la desventaja de su edad y por ello, si deseaba incursionar de manera seria en el boxeo de competencia, debía acelerar todo lo posible. Por indicación de su entrenador, participó en diversos torneos de nivel amateur como el llamado «Guantes de Oro», organizado en la Ciudad de México, o el «Torneo de Barrios», efectuado en la capital del Estado de Puebla.
Delia López García recuerda muy en especial en torneo «Guantes de Oro», pues participaron aproximadamente trescientes mujeres, distribuidas en las diferentes divisiones que marca el reglamento. A pesar de este filtro, las dos mujeres que participaron de parte del gimnasio de Don Ángel López Flores, llegaron a la etapa final, lo que para Delia significó de manera definitiva que esta era la actividad a la que quería dedicar su vida, pues en ese torneo salió subcampeona.
Una de las metas que Delia no pudo cumplir por circunstancias de la vida y la evolución del mismo deporte, fue haber representado a México en unos Juegos Olímpicos, pues no fue sino hasta el año 2012, en las olimpiadas que tuvieron como sede la ciudad de Londres, Inglaterra, donde se integró de manera formal el boxeo femenino.
Finalmente, Delia tuvo la oportunidad de debutar como peleadora profesional de box en la Arena México, en la capital del país, el día 15 de septiembre de 2001. Antes de subir al cuadrilátero, los organizadores le pidieron indicar su nombre de ring, es decir, el apelativo con que deseaba ser conocida y presentada. Delia respondió que sólo quería que le mencionara su nombre de pila, pero le aclararon que las y los boxeadores debía indicar un apelativo. Durante unos minutos Delia conversó con su papá y entrenador, Don Ángel López Flores y finalmente, en honor a un sobrenombre que le impuso desde la primera infancia su abuela materna, la peleadora fue anunciada como «Delia “La Japonesa” López», tal como se le conoció de ahí en adelante, aunque el cariño popular comenzó a utilizar el diminutivo “La Japonesita”. De esta manera, se enfrentaron Delía “La Japonesa” López contra Elizabeth “La Chiquita” Sánchez.
Delia recuerda que su debut profesional debió haber sido desde el mes de julio de 2001, No obstante, el Comisionado de Box y Lucha del entonces Distrito Federal no dio su beneplácito argumentando que no la conocía y que posiblemente no tenía la calidad necesaria, en un acto que “La Japonesita” calificó como una actitud machista. Cuando se efectuó la pelea de su debut, su contrincante fue anunciada ya con una trayectoria de once peleas profesionales. El combate fue muy duro, de manera que el resultado que determinaron los jueces fue conceder el empate, lo cual habla, por una parte, de la dificultad en sí mismo del enfrentamiento y, por otro lado, del empuje de Delia para salir adelante a pesar de la evidente diferencia en lona recorrida.
Luego siguieron, en los meses posteriores, enfrentamientos contra Guadalupe “La Misteriosa” Villa, a quien venció Delia por nocaut técnico en el cuarto asalto, luego de fracturarle la nariz; luego, en febrero de 2002, compitió en la Arena Coliseo contra Gloria Ríos, a quien venció por decisión. A partir de ese despegue, Delia “La Japonesa” López se presentó prácticamente en todos los escenarios de nuestro país, a excepción de las dos penínsulas —la de Baja California y la de Yucatán—, manteniendo en general un muy buen nivel de competencia ya en el plano profesional.
Entre los logros de mayor trascendencia de Delia, se cuenta el Campeonato Nacional de la división Mini mosca, en el año 2002, o sea, apenas un año después de haberse convertido en peleadora profesional. Diez años después, Delia venció a Maribel “La Panterita” Ramírez, en el marco de la Feria de Tlaxcala, y obtuvo el Campeonato del Mundo Hispano —abarcando a España y a toda la América Latina—; asimismo, en 2013, en la ciudad de Saltillo, Coahuila, obtuvo un Campeonato Intercontinental que a esa fecha se encontraba vacante. Tuvo también la ocasión de viajar al extranjero, concretamente a Alemania, en donde compitió por un título intercontinental, pero a pesar de haber dado una muy buena pelea, no logró su objetivo.
También hubo momentos muy difíciles, como en el año 2012, en donde Delia tuvo la ocasión de competir por el Campeonato del Consejo Mundial de Boxeo, función que se efectuó en la ciudad de Teziutlán, Puebla. La rival fue Tania Cosme “La Niña de Oro”; se trató de un combate pactado a diez asaltos. Hacia el final del noveno round, las cosas iban muy parejas, aunque en las tarjetas Delia iba ganando todos los episodios, pero faltando apenas unos diez segundos para terminar el asalto, Delia recibió un golpe tan fuerte que le hizo derrumbarse en la lona. Había sido noqueada de manera fulminante.
Delia se mantuvo como peleadora profesional activa desde septiembre de 2001 hasta agosto de 2018. De conformidad con su marca personal, Delia “La Japonesa” López tuvo un total de 19 peleas profesionales, ganando 10, perdiendo 6 y empatando 3; a lo largo de su vida obtuvo tres campeonatos boxísticos de diferente categoría. Hay que tener en perspectiva que de hecho esta mujer perteneció a la primera o segunda generación de boxeadoras profesionales que hubo en México y que tuvo que lidiar con la falta de oportunidades constantes, pues no siempre los promotores integraban eventos femeninos dentro de las funciones de box profesional. Fueron 17 años de una lucha constante por destacar en un deporte reputado sólo como de hombres, yendo contra viento y marea por los prejuicios sociales y procurando conquistar un espacio más para las mujeres en esta lucha constante por el reconocimiento pleno de la igualdad y del ejercicio absoluto de sus derechos.
Delia, ahora en su papel de entrenadora, afirma de manera categórica que practicar el box de manera amateur o profesional es todo un reto que inicia por el compromiso de los deportistas de asumir con plena responsabilidad su actividad. Dice que las personas pueden lograr las metas que se proponen, siempre y cuando asuman su reto con total entrega; quien hace las cosas incompletas, quien se dedica a medias a algo, nunca podrá aspirar verdaderamente a los grandes logros.
Quien se sube al ring no solo lo hace con la intención de tirar golpes sin ton ni son, sino con la aplicación de una técnica depurada, producto del entrenamiento constante, del fortalecimiento de su cuerpo a partir de la repetición del ejercicio físico, la ingesta de una dieta balanceada, el mantener un equilibrio emocional adecuado para no caer en episodios depresivos y evitando totalmente vicios y distracciones que les alejen de su objetivo.
Para que haya un deportista profesional de alto rendimiento debe combinarse el debido entrenamiento, la revisión constante de la salud física, en particular la revisión periódica con el fisiatra, la preservación de salud mental y, desde luego, la debida nutrición a través de la ingesta de alimentos bien balanceados.
Delia afirma que es muy lamentable que haya jóvenes que, queriendo practicar un deporte llegan al gimnasio sin haber ingerido nada en el desayuno o, lo que es peor, sólo con comida chatarra que en nada las ayuda. Ella es muy enfática diciendo a las y los jóvenes que es fundamental procurarse una alimentación adecuada, que no necesariamente debe ser cara, pero si muy nutritiva.
Otro aspecto en que hace mucho hincapié Delia “La Japonesa” López es en afirmar, como decía su papá, que el deporte es muy celoso y que no admite que el tiempo sea compartido. Por ello, quien quiera verdaderamente ser un deportista de alto rendimiento tiene que renunciar a la vida de los placeres, primordialmente a los vicios como el alcohol, el tabaco y las drogas, reduciendo su vida social a lo mínimo necesario, siempre preocupándose por su bienestar físico y emocional y tratando de manera muy delicada a su cuerpo, por ejemplo, concediéndole el tiempo necesario al sueño de calidad, y por lo mismo evitando al máximo cualquier desvelo, pues este tipo de cosas van mermando la resistencia del cuerpo.
En síntesis, Delia determina que es la disciplina la que marca el éxito o el fracaso de las personas en cualquier actividad. Si alguien desea obtener verdaderamente algo, tiene que trabajar por alcanzarlo, con absoluta determinación y compromiso, sin importar los sacrificios que haya que hacer y el esfuerzo que tenga que externar para lograrlo. La disciplina es, pues, la única vía para poder alcanzar cualquier objetivo.
En su opinión, las nuevas generaciones de niños y jóvenes carecen de esa sed de objetivos, de ese deseo de alcanzar metas. Deben abrazar con disciplina lo que constituye sus sueños y anhelos y dejar de lado su ensimismamiento en los teléfonos celulares, para dedicarse a la construcción de sus propios triunfos con base en el esfuerzo y la entrega constante.
Cuando Delia “La Japonesa” López recuerda a los boxeadores que más admira, la sonrisa se le dibuja aún mejor, en señal clara de tener grandes recuerdos. Rememora a Eric “El Terrible” Morales y a Ricardo “El Finito” López, pero también recuerda que veía con gran pasión todas las películas de Rocky Balboa, pues le causaban gran emoción e inspiración, incluyendo desde luego, los temas musicales que son emblemáticos.
Esta mujer, con sus logros y entrega logró también inspirar a sus hijas, pues dos de ellas se interesaron mucho en la práctica deportiva. La mayor, Kenia, ha incursionado en el box y en el atletismo, en tanto que Alondra, su hija menor, lo ha hecho en el mismo deporte que su madre.
Como consecuencia de la pandemia del COVID-19, el entrenador Don Ángel López Flores, enfermó y falleció de manera que sus hijos Delia y Arturo se hicieron cargo de la administración y operación del gimnasio. En consecuencia, Delia se convirtió en preparadora de nuevas generaciones y ahora se le ve afanosa procurando instruir a quienes serán las nuevas generaciones de peleadores de box en la entidad. Dice que hoy comprende muchas cosas que en su momento desoyó o no comprendió de parte de sus instructores y que ahora le parecen evidentes y necesarias y no deja de sentir cierta desesperación porque los jóvenes y las señoritas que aducen al entrenamiento no quieren comprender y acatar las indicaciones. No cabe duda que una cosa es estar del lado de la práctica y otra muy diferente es procurar instruir a los deportistas.
De cualquier manera, las y los alumnos del gimnasio han tenido muy buenos logros compitiendo en diversos torneos amateur, de donde varios han salido ganadores, lo que confirma que se trata de un buen semillero de nuevos talentos que con seguridad reafirmarán en un futuro muy cercano logros para el deporte de Tlaxcala.
Para Delia “La Japonesa” López, el box es mucho más que un deporte, pues significó para su vida la oportunidad de encausar su energía y dar sentido a su existencia, logrando éxitos que le son muy satisfactorios hasta la fecha; le permitió conocerse mejor, tanto en sus virtudes y fortalezas como en sus debilidades y carencias; fue el canal que le permitió trascender mucho más allá de lo que hubiera logrado siendo una persona común.
No obstante, Delia no deja de reconocer que los golpes que da la vida son mucho más fuertes que los se reciben arriba del ring, que dejan mucho mayores y más profundas las cicatrices, y que el destino te deja mucho más marcado que cualquier volado de derecha en pleno rostro.
Delia “La Japonesa” López va por la calle y por dondequiera recibe saludos y reconocimientos. Está presente en la mente y en el recuerdo de la gente de la región que le sigue valorando sus logros, su entrega, su pundonor. Esta mujer se atrevió a ir en contra las costumbres imperantes, de los roles sociales previamente establecidos e incursionó en una disciplina deportiva de gran dificultad y competencia; se atrevió a hacer grandes sacrificios en su vida familiar y social, en busca de alcanzar la excelencia en su desempeño deportivo; tuvo el empuje para comprender que la disciplina es la llave universal de todos los logros y que los éxitos se construyen con sangre, sudor y lágrimas.
Para nosotros, en Santa María Atlihuetzian y en todo Yauhquemehcan es un verdadero honor contar con esta mujer que es un ejemplo social y que sobre todo debe inspirar a muchas niñas a plantearse retos y a poder alcanzarlos. Estamos seguros que lo mismo que Delia, hay muchas niñas y jovencitas que tienen todos los atributos para convertirse en deportistas profesionales de alto rendimiento, o en artistas de gran trascendencia cultural, o en profesionistas de diversas disciplinas que alcanzarán metas que dejarán admiradas a las siguientes generaciones.
Solo es necesario, como dice Delia “La Japonesa” López, que si algo te gusta, que si algo deseas, te dediques a obtenerlo con pasión y dedicación, que comprendas que nada cae como consecuencia de la casualidad, sino del trabajo diario y constante y, ante todo, que entiendas que tu desarrollo y tu éxito es responsabilidad tuya, que aprendas a no poner pretextos ni excusas, sino que acometas con valentía y pundonor lo que quieres alcanzar, lo mismo arriba del ring, o en un aula de escuela, en un taller, en una fábrica, en una oficina o en tu propia familia. No busques responsables de tus errores y fracasos, sino que, más bien, entiende dónde y por qué fallaste, e imponte el objetivo de no tropezar con lo mismo.
Los éxitos son hijos del esfuerzo, la dedicación y la disciplina; la mediocridad es producto de la indiferencia, la apatía y la inacción. Tú decides lo que quieres para tu vida.
¡Caminemos Juntos!
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