CRÓNICAS DE YAUHQUEMEHCAN Las representaciones del Vía Crucis: un legado del teatro edificante
- La Voz de Mi Región..
- 13 abr
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David Chamorro Zarco
Cronista Municipal
En unos cuantos días presenciaremos la realización de las procesiones del vía crucis del Viernes Santo y en algunos lugares la representación teatral de la pasión y muerte de Jesucristo, con la presencia y participación de miles de personas en todo México y particularmente en Tlaxcala, siendo Yauhquemehcan igualmente un polo de realización de estas actividades religiosas.
Resulta muy interesante reflexionar un poco de dónde procede esta tradición que sigue teniendo tanto arraigo entre los tlaxcaltecas. Basta mencionar conmemoraciones como la que se celebra en Santa Ana Chiautempan, para comprobar que decenas de miles de personas se congregan en las calles de la ciudad sarapera a vivir la que, a mi parecer, es la conmemoración más grande de Semana Santa en toda la entidad.
Cuando se inició el largo proceso de evangelización en la Nueva España —nombre con que se conoció durante el virreinato al territorio que ahora corresponde a México—, los religiosos franciscanos echaron mano de cuantos instrumentos y vehículos tenían para hacerse entender por los naturales, acerca de lo que pretendía explicar con el cristianismo. Resulta que uno de esos mecanismos fue el teatro con temas religiosos. No se trataba de algo esencialmente nuevo, pues al menos hacía unos cuatro siglos que en España se venían representando autos sacramentales, que era como se denominaba a las representaciones escénicas con temática religiosa o moralizante; sin embargo, resultó que entre los naturales mesoamericanos fue especialmente atractivo y muy didáctico el uso del teatro como elemento catequizador.
Hacia finales de la década de 1520, ya habiendo en la provincia de Tlaxcala ciertos elementos de infraestructura religiosa, se utilizó primordialmente los atrios para efectuar las representaciones de los autos sacramentales. De este modo, nuestros antepasados pudieron contemplar de una manera más grafica el contenido de ciertos pasajes de la Biblia y desde luego cuestiones de la vida de los personajes de la religión como la Virgen María y el propio Jesucristo, incluyendo alusiones a su prendimiento, juicio, condena, pasión, muerte y resurrección, todos ellos contenidos en el marco de lo que se conoce como Semana Santa.
De conformidad con lo que relatan los cronistas de la época, en Tlaxcala las representaciones de los autos sacramentales fueron grandes acontecimientos, acompañados de gran número de actores en escena, baile y canto, todo esto en lengua náhuatl para garantizar la cabal comprensión de los asistentes. Resultó un éxito desde el punto de vista pedagógico, pues los padres franciscanos fueron capaces de transmitir de forma sencilla y comprensible, conceptos que consideraban centrales para la adopción definitiva del cristianismo. Al igual que algunas otras estrategias utilizadas en el proceso de evangelización y educación general de los naturales, tales como la presentación de elementos pictográficos o dibujos, que resultados especialmente eficaces a la hora de transmitir conocimientos e instrucciones, las obras del teatro edificante fueron un gran apoyo para avanzar en la propagación del cristianismo entre los naturales.
Pues bien, estos autos sacramentales han ido evolucionado desde los siglos anteriores y el día de hoy siguen presentes entre nosotros, por ejemplo, en la época previa a la Navidad o el Nacimiento del Niño – Dios, persiste la costumbre de efectuar Pastorelas, para escenificar las vicisitudes que, según nuestro imaginario, tuvieron que pasar los pastores para finalmente llegar al pesebre de Belén y rendir honor al Dios que había nacido, por supuesto con elementos muy mexicanos y de gran sincretismo, con la figura del diablo y sus muchos intentos para intentar confundir a la gente.
Me parece que otro de los elementos que tenemos como consecuencia de los autos sacramentales que se representaron desde el siglo XVI, bajo la dirección de los padres franciscanos, son las representaciones escénicas de la pasión y muerte de N. S. Jesucristo, cuyo escenario está en diversas comunidades de Tlaxcala y de algunos otros lugares de México, y que se representa los días Jueves y Viernes Santo.
Los grupos de representación que se organizan en las comunidades son de diversa naturaleza y calidad. No se trata de actores profesionales, sino de gente común que participa con la representación de algún papel. En nuestro Municipio de Yauhquemehcan, es especialmente famoso el Grupo Galileo que en la comunidad de Huacaltzingo efectúa esta representación desde hace unas tres décadas.
Son igualmente muy famosas las representaciones que se llevan a cabo en San Lorenzo Cuapiaxtla y en la comunidad de Santa Cruz Aquiahuac, en el Municipio de Santa Isabel Tetlatlahuca, en donde incluso se llega a poner en escena algunos episodios del circo romano; desde luego un lugar aparte merece también Santo Toribio Xicohtzingo, con su ceremonia en torno a la Preciosa Sangre de Cristo y el vecino Municipio de Santa Cruz Tlaxcala, en alusión al Santo Señor del Coro.
Desde luego, estas palabras no tienen la intención de resaltar algunas conmemoraciones o ceremonias sobre otras, pues en todas, por sencillas que parezcan tienen la misión de ser vehículos de manifestación de la fe y la devoción de la gente. Lo que pretendo es sólo recordar que las representaciones a las que de manera común llamamos en vivo, de la pasión y muerte de Cristo, tienen, a mi parecer, una línea de herencia directa de los autos sacramentales representados en Tlaxcala desde hace casi quinientos años.
Nadie pone en duda que, por el número de personas que participan y que asisten, la representación que tiene lugar en la Alcaldía Iztapalapa, en la Ciudad de México, próxima a cumplir doscientos años de vida, tiene un lugar de preeminencia; pero no muy a la zaga la va Santa Ana Chiautempan, en Tlaxcala, que desde hace más de siete décadas prácticamente vuelva su fe y su devoción a las calles.
No hay duda de que, en nuestras ceremonias y conmemoraciones religiosas, tenemos en todos los pueblos de Tlaxcala una honda raíz y una tradición que nos une con nuestro pasado y nos afianza a nuestro presente, al tiempo de ser plataforma para proyectar el porvenir.
¡Caminemos Juntos!
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